Si en este grupo de 21 intelectuales plurales, versátiles, universales, hay una que encarna el espíritu abarcador del Renacimiento, ella es Cota Carvallo: escritora (pionera de la moderna literatura infantil peruana), periodista, pintora, música, dramaturga; ¿qué área del arte no visitó? Y lo hizo, además, con el espíritu vanguardista de la época.
Nació en Lima en 1909, pero pronto la familia se trasladó a Huacho, donde pasó su infancia entre la naturaleza y el puerto. Formada en un principio en casa, desde pequeña se volcó a la lectura y pronto empezó a escribir: llevaría un diario desde los 13 años y durante toda su vida. También siendo niña se interesó por la pintura, y cuando llegó un piano a su casa, demostró tener un oído excepcional; cuando joven ya tocaba y componía, dibujaba y pintaba, y escribía, además de su diario, pequeñas piezas de teatro que presentaba con sus hermanas en familia, con vestuarios hechos por su madre, de donde aprendería también a crear mediante la costura.
Con su padre, mientras tanto, vive aventuras recorriendo los parajes de los alrededores, montando a caballo, pescando y cazando, y conociendo profundamente la naturaleza y a las comunidades campesinas y trabajadoras con las que convivía, conocimiento que más adelante llevará a su pintura y a su obra escrita. A los 16 años decide estudiar pintura en Bellas Artes. Su padre dispone mudarse a Lima para apoyar la decisión de Cota que en Bellas Artes cursa los talleres de Daniel Hernández y José Sabogal. Cota es una de las artistas que alientan el movimiento pictórico indigenista junto con Julia Codesido, y otros discípulos del fundador de esta vanguardia.
Egresa de Bellas Artes en 1933 y contrae matrimonio con el crítico literario Estuardo Núñez, junto a quien vuelve a poner interés en la literatura y conoce los descubrimientos de las vanguardias literarias. Viajan por el sur andino; Cota pinta la sierra al óleo y a la acuarela, mientras su pintura se va separando del canon indigenista y volviéndose más onírica. Más tarde viaja a la selva y se llena de nuevos conocimientos y motivos de creación que construirán al final una de sus obras más importantes, la novela infantil Rutsí, el pequeño alucinado. La novela representa la mayoría de edad de la literatura infantil peruana; una obra que logra establecer lo local y lo nacional como temas para niños —el influjo indigenista—, en una época dominada por el cuento de hadas y la fantasía occidentales. Siendo ministro de Educación, Jorge Basadre manda producir una edición de Rutsí para distribuir en todas las escuelas del Perú.
Cota por fin escribe teatro; destaca entre sus piezas La tacita de plata, que monta junto con sus hijos en un teatrín de marionetas. Vienen después relatos inolvidables como Oshta y el duende y muchos más, que en conjunto forman una obra clásica y pionera en la literatura infantil peruana.