Dora Mayer tenía 17 años cuando culminó la Guerra del Pacífico. De nuestros 21 Intelectuales, ella es la mayor y una de las más longevas: nació en Hamburgo, Alemania, en 1868, y murió en Lima 90 años después. Tenía cinco años de edad cuando sus padres —era hija adoptiva— decidieron exiliarse de lo que entonces era el imperio prusiano por razones políticas. Se establecieron en El Callao y ambos participaron en la vasta educación de su hija, que nunca dejaría de prepararse de manera autodidacta. Publicó en Alemania su primera novela antes de cumplir 30 años de edad (A Life Contrast, 1895), y para el arranque del siglo XX escribía artículos para el diario El Comercio sobre temas políticos y económicos.
En 1909, al lado de Pedro Zulen y Joaquín Capelo, fundó la Asociación Pro-Indígena, para la defensa de los derechos de los pueblos originarios del Perú, la cual es precursora definitiva del pensamiento indigenista. El primer número de Amauta (1926) incluye una relación escrita por ella sobre las actividades de la asociación, y a partir de entonces sería colaboradora en la revista de Mariátegui. Su trabajo a favor de la población indígena la llevó en 1940, representando al Perú, al Congreso Indigenista Interamericano realizado en Pátzcuaro, México.
A partir de su relación con Zulen, descendiente de la comunidad china emigrada al Perú, Dora fue también la primera en destacar el aporte chino a la sociedad peruana y en resaltar la necesidad de respeto hacia sus costumbres y cultura. De este modo, Dora Mayer es también precursora del pensamiento sobre interculturalidad en el Perú.
Su trabajo intelectual abarcó la investigación y el periodismo (colaboró con numerosos medios) además de la narrativa y la dramaturgia. Plasmó su labor de activismo social y político en escritos que abordaban una diversidad de temas. Dirigió El Deber Pro-Indígena (1912-1916), revista de la Asociación y, junto con Miguelina Acosta Cárdenas, La Crítica (1917-1920), dedicada a la promoción del feminismo, el sindicalismo y los derechos indígenas. Otros medios a su cargo fueron Concordia (1928-1929) y El Trabajo (1931-1934).
Precursora del pensamiento feminista y de la lucha por el derecho de participación de la mujer en todas las esferas de la sociedad y la política, asistió al Congreso Femenino Internacional de la República Argentina, realizado en Buenos Aires en mayo de 1910 (aunque no representando al Perú de manera oficial), asamblea que aprobó conclusiones referidas a la igualdad de derechos civiles y jurídicos, al derecho al divorcio, a la regulación laboral para proteger los derechos de los trabajadores y la educación pública obligatoria.
Aunque las destacadas acciones de Dora Mayer en todos esos ámbitos se iniciaron mucho antes que las del resto de nuestros 21 Intelectuales, su labor fue especialmente activa en los años 20 y 30, y se engarzó con las diversas redes conformadas entonces: fue precursora y participante activa en los debates de esa era de transformaciones.