Ángela

Ramos

Periodista y escritora. Primera reportera del Perú

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Textos escogidos

Escribiendo una película
(relato, fragmento)

6° rollo: Jack tiene un perro que se llama ‘‘Ray’’ (rayo) y lo pone sobre la pista de Tom. Pronto ‘‘Ray’’ descubre el paradero amoroso del fugitivo, quien esconde los fonos. Se forman dos bandos de 25,000 personas cada una a favor de Tom y de Jack y se traban cruentas luchas, 50 policemen con 100 pistolas (1 pistola por mano) dominan la situación. El juez del lugar hace conducir a su despacho a los dos sordos, les coloca el auditivo y les obliga al careo. Los dos son dueños del ingenioso aparato y como no se puede dividir sin que pierda sus cualidades auditivas, decide sujetarlos por una fuerte cadena que les une desde los pescuezos hasta los tobillos y así los devuelve al populoso barrio entre la algazara de los vecinos.

7° y último rollo: Jack y Tom son igualmente desgraciados: una semana de oído les ha bastado para escuchar el sordo rumor de la vida y la maldad del hombre. Después de darse la mano, como en el ring, deciden morir ahorcados: cada uno tirará en sentido contrario y la cadena que les une les unirá en la muerte. Una, dos, tres… comienzan a ponerse rojos y sacar las lenguas. De pronto, golpes imprevistos y furiosos a la puerta. Tom, que por estar enamorado, está más cerca de la vida, se decide abrir. ¡Es Bessie que llega acompañada de su amiga y vecina Dorothy, quien ama locamente a Jack y se le declara! ¡Y los cuatro, cantando alegremente el Typewrary, invaden la casa del pastor más cercano!

[Citado por Juan Cuya Nina, «Cine y humor en la narrativa peruana de vanguardia: resonancias de lo popular en el relato ‘Escribiendo una película’ (1927) de Ángela Ramos», Entre caníbales revista de literatura 2(9), diciembre de 2018]

 

El viaje de Blanca Luz a México

Fina y fuerte como la hoja de una espada, plena de juventud y alegría, toda ella la encarnación de la fuerza y de la gracia, llega al turbulento México la querida Blanca Luz, la mujer más revolucionaria de América.

Lima, nuestra burguesa y beata ciudad, supo de sus arranques y de sus rebeldías. Por eso, por considerarla una planta rara y venenosa, fué alejada de este medio solo propicio para la mala yerba. Las fuertes emanaciones de esta planta contrastaban con el aroma del bendito zahumerio [sic] y su gallardía literaria era un reto para las viejas literatas de esta tierra sembradoras de virtud y de moral.

La brava tierra mejicana acogerá a Blanca Luz como ella lo merece. Su salvaje cabellera, desafío del viento, su voz, clarinada de guerra, sus brazos, dos banderas ondeando en el ai re; toda su figura de heroína del futuro encuadra bien en esa tierra de rebelión y de grandes y futuras reivindicaciones, pese al licenciado Portel Gil [sic] y a su pacto con la Iglesia.

Las mujeres de América, las que no llevamos sobre los hombros el yugo de la religión ni de la moral burguesas, vemos en Blanca Luz a la mujer de lucha que, mediante el estudio y la preparación, ha de ayudar a conquistar los derechos por los que estamos luchando las mujeres de este Continente.

Repito que Blanca Luz lleva en sí todas las fuerzas: las del talento, la belleza y la simpatía. Como poetisa y como mujer, sabrá ganar grandes triunfos para la causa a la que se ha consagrado. Militante de las primeras filas —cuando ya esté perfectamente preparada— está llamada a un gran papel en los días álgidos que se avecinan.

Pequeña Blanca Luz, grande hasta en tus defectos: las que te conocemos y te comprendemos, las que creemos y esperamos en tí, te animamos desde aquí con todo el entusiasmo de que somos capaces y te decimos estas dos palabras: estudia y lucha. Creemos en la siembra de tu mano y esperamos las flores rojas del futuro para los arcos del triunfo de los ejércitos de mañana.

[Amauta 25, julio-agosto de 1929].

 

‘Hombres y máquinas’ de Larisa Reissner
(reseña, fragmento)

Una mujer y un libro, una vida jr una obra; pero una mujer de esas que todavía nuestros ojos no se acostumbran a ver, que es necesario hacerse sombra con las manos sobre los ojos deslumbrados para que no nos cieguen los rayos que proyecta. ¡Qué mujer y qué obra! Esa es la expresión del que febrilmente va volteando las páginas y enarcando las cejas. Mujer del futuro, obra del futuro destinada a caer en las manos jóvenes y a revivir en retoños plenos de verdor y de fuerza en los campos soleados donde ya brilla un sol de justicia tan fuerte como los ojos de los hombres nuevos.

En el Frente

DEDICATORIA: Surge la guerrera, la mujer que luchó con las armas en la mano y con un fuego vivo de redención en el alma. Dedicatoria llena de brío, de fiebre, de amor a la causa de la revolución, es lección, credo, arenga, himno de una mujer que vió la muerte como la saben ver los héroes y que casi, aparentemente, parece desconocer su sacrificio, porque todo su pasado y su futuro marchan hacia la persecusión de la estrella roja de la justicia, no sólo para Rusia sino para todos los pueblos oprimidos del mundo.

EL BAILE DE LAS TRIBUS: La artista: su descripción de las danzas de las tribus de Cabul, del músico, muestran a la mujer dueña de una fuerte cultura, poseedora de un alto sentido del arte. Amalgama color, ritmo, forma. Descubre en la tribu el arte y su forma de expresión: la danza, un vértigo, un arranque de libertad, dos brazos esclavos que se desprenden de las cadenas y se tornan alas magníficas. Y el canto ¡qué canto! himno de odio de las razas oprimidas el Afganistán hacia el imperialismo británico: “el inglés nos despojó de nuestras tierras pero pronto lo despojaremos de ella y reconquistaremos nuestros campos y nuestras cabañas”.

LA CASA DE LAS MAQUINAS: Mujer y revolucionaria: entraña que se conmueve y nervio que vibra y estalla en un odio hacia la máquina que convierte al hombre en otra “máquina de dos patas”. Siente el pulso de la máquina y ausculta su corazón con ojo de médico y habilidad de mecánico. Profesión de fé de odio al capitalismo y augurio de mejores días para el proletario de mañana. ¡ Qué odio y que burla para el capitalista “indecentemente gordo, lleno de pliegues y dobleces” “apretando la mano sobre el sitio donde, debajo de sus mantecas y franelas, debiera tener el corazón”. Larisa es una caricaturista demasiado cruel por ser demasiado humana.

VANDERLIP Y LENIN: Que página tan mordaz y tan hermosa. Sólo sabe ser tan mordaz y tan humana una mujer. Se necesita pasión para poder escribir así. Vanderlip frente a Lenin. Estados Unidos frente a la U. R. S. S. es un bruto cargado con barras de oro que jadea y cae ante la mirada de la inteligencia. Los ojos de Lenin, descubridores de mundos futuros, “burlones y diablescos”, hacen agachar los ojillos usureros del tío Sam y dirigirlos a republiquillas en donde recién comienzan a surgir los hombres que a- niman las llamas del odio proletario contra los Vanderlip, vampiros rubios del sudor y la sangre del obrero […].

Páginas humanas, escritas con corazón de mujer. No obstante el árido asunto, hay en ellas una belleza tan grande, una tan refinada percepción de esta grandeza, que, sin quererlo, se traduce en figuras de enorme valor artístico.

La revolucionaria sostiene aquí una lucha consigo misma: duda de la vida de noche eterna de estos hombres; quiere culpar a alguien de este dolor trasmitido a los hijos de los hijos, donde nacen un noventa por ciento de niños tuberculosos; pero le alienta un mañana sabio y justiciero que destelle luz en tantas sombras, y por entre tanta negrura surge un rayo de luz, tembloroso como el de una estrella. Larisa Reissner, va y viene por esta cárcel de negrura como una luciérnaga, derrochando luz entre los HABITANTES DE LAS SOMBRAS.

Ella que ha bajado a las minas de carbón, que ha absorvido el hálito de los humos de las fundiciones, que ha visto en Gorlowka, la lucha del nuevo obrero ruso, estrechadas sus manos con las de la Muerte, ella tiene fé y esperanza en el fuerte porvenir de Rusia y termina sus gradiosas páginas con estas palabras: “¿QUIEN SERA TAN CIEGO QUE NO VEA QUE EL PAIS DE LOS SOVIETS SE ESTA LLENANDO DE VICTORIA Y DE PAZ?”

[Amauta 27, noviembre-diciembre de 1929]

 

La sonrisa de José Carlos

José Carlos es la redención del Perú. Su vida grande y pura un ejemplo para la hora de vergüenza que vivimos. Vivió como quiso, es decir de la manera más noble, y no como quisieron los demás. Fustigado por la vida y perseguido por los que le temían, no conoció nunca el miedo ni el desaliento, por eso fué un vencedor. Luchó durante todos los minutos de toda su existencia, hasta cuando la muerte le hirió.

No necesitó palabras para hacerse oír de los humildes sobre cuyos hombros llegó a la última mansión. Su vida heroica fué su único discurso escuchado hasta el último rincón del país por millares de seres que estremecidos hoy por la muerte del Maestro esperan su hora.

Los que estuvimos y estaremos siempre con él ya conocemos una ruta por la que habrán de seguir nuestros hijos, la nueva generación.

Si quemó su vida en llamaradas de amor y de fé, ávido de encender cerebros y corazones, la reja antorcha que prendió para alumbrar el sendero pasará de mano en mano triunfadora entre las falanges de los hombres de hoy que no saben temblar, que no saben suplicar; que sólo saben que el mañana es suyo aunque tengan que dejar girones de vida en el sendero.

José Carlos no ha muerto. Queda para nosotros como un ejemplo y como un mandato. José Carlos fué un símbolo, hoy es una señal .

¡Risa luz de José Carlos! Le brotaba del alma y le llegaba a los ojos hecha llama. Por sobre su miseria física, por sobre la miseria moral de los otros, que siempre le acechaba, su risa extendida como un sol.

Risa que alumbró todos los caminos, que iluminó todas las inteligencias, que confortó todos los corazones. Era la aurora de mejores días presentidos por él; era su bandera, su canción.

Yo veo más que el rostro, la risa de José Carlos optimista, triunfadora. Era toda una gama: la bondad, la ternura, la ironía, la burlar, la expresaban sus labios finos y maestros en el aite de reir. Y cuando la risa pasaba de los labios, se adentraba, eran gorjeos de pájaro loco, seguro de su libertad apesar de su prisión. ¡Cuanta alegría, cuanta fuerza, cuanta fé!

Es que para reír así se necesita haber visto la verdad a la cara sin temblar. Sólo ríen así los héroes y José Carlos fué gran héroe. Pudo haber escogido el camino de mártir, pero le repugnó. Era demasiado fuerte y el martirologio está desacreditado.

Triunfador, vencedor, esa fué su arma más peligrosa. Con élla fustigó cobardías, con élla alentó y abrió derroteros desconocidos a los hombres nuevos. Los que marchan por los caminos vírgenes, van riendo con la risa del Maestro.

Río siempre, río en todo momento, hasta instantes antes que la muerte llegara. ¡Me imagino su gran risa desde adentro de la caja al contemplar a la Lima carcomida santiguarse al paso de las banderas rojas y de los fuertes sones de la Internacional! Debió haber sido su risa definitiva. 

José Carlos: al golpe de tu risa se ha abierto un Mundo.

[Amauta 30, abril y mayo de 1930]

 

El poeta de los ojos dorados
(Fragmentos)

Yo era una mujer débil y cursi como todas las demás con una almita tenue y azulada en la que todavía quedaban rezagos del convento, la dulzura de los cánticos celestiales y la vaguedad en espiral del incienso. Y así como hay mujeres a las que solo las dominan los galones y el bigotito de un alférez, hay otras que caen con un soneto.

Me enamoré hasta la imbecilidad y nos casamos. ¿Cómo contar aquí sin ponerme huachafa o picaresca, las melosidades de la luna de miel? ¡Callándome! […]

Mujeres! (advierto que no es una proclama)

Desconfiad mucho de los hombres que ponen su nombre, su corazón y su lira a vuestras plantas, porque llegará el día en que pondrán las plantas en vuestras caras, no para pegaros (con las manos basta), sino para pediros que les lustréis los chusos….. […].

Qué pronto se descubren los hombres! Las mujeres esconden las uñas durante más tiempo, siquiera hasta que se se acostumbren a nosotras y les cueste trabajo abandonarnos.

Comencé por examinar a los maridos de mis amigas ¡todos eran iguales! Hasta el “compañero“ de la cocinera era igual: todos, además de exigir las gollerías que he detallado y otras que callo, piden más o menos esto: 

    Medias     martes y sábado
    Camisa     domingos y días feriados
    V. V. D.      todos los sábados. […] 

Yo debía tener la cara de resignación estúpida con que representan en algunos espantosos cromos a la Virgen de los Siete Dolores. Y mientras mayor era mi resignación, subía la marea de sus exigencias: de fregona de adorno pasé a ser fregona obligatoria. Ahora exigía medias limpias y menú variado todos los días y en cuanto a camisas era más tirano que Mussolini, porque éste se conforma con su camisa negra […].

Dos días después, viendo que el poeta de los ojos dorados no aparecía por casa, no lloré ni me tiré el cabello como las damas antiguas. Yo soy mujer moderna que baila el “charles», (esa danza terrible que es como si se te pegara un papel con miel en el taco, lo quisieras sacar en el otro pié y se quedara, así hasta el delirio, hasta la epilepsia) va al cine y frecuenta la opereta. Conseguí un hombre terrible, un hombre corrosivo como el ácido muriático y comprendí entonces lo que vale un amante sobre un marido y establecí esta fórmula: 

    Un amante es un hombre que se conforma con todo.
    Una amante es una mujer que no se conforma con nada.

¿Y mi marido? me preguntarán aquellos a quienes les gusta las anécdotas hasta el final.

Hizo todo lo que hacen los maridos en estos trances. Cada vez que se encontraba con algún amigo, hacía la víctima y decía que yo era una….Una palabra bastante conocida y que se estampará en las revistas del siglo XXI, pero que ustedes que viven con un siglo de adelanto la adivinan.

[Amauta 4, diciembre de 1926]

 

Entrevista con Ángela Ramos
(Fragmentos)

Creo que nadie es revolucionario sin amor. Hay que poner amor y pasión en las causas que defendemos, entonces lo mismo da tener 18 años o dar la vuelta al número y tener 84 años que es mi edad. A los 84 años se puede ser apasionada y se debe ser apasionada en la defensa del hombre. En este sentido me enseñó mi padre que fue un explotado y un hombre justo. Después, José Carlos Mariátegui, quien no solo es un recuerdo inolvidable, sino que está presente permanentemente en mi vida. Me ha dejado una impronta difícil de borrar, quizá, qué destino torcido hubiera tenido mi vida si no lo hubiera conocido a él […].

He estado presa en dos oportunidades. Una vez cuando Sánchez Cerro estaba en el poder. En esa ocasión, Zoila Aurora Cáceres fue a pedir por mí y Sánchez Cerro le respondió: “¿Ángela Ramos? He hecho todo lo posible por ser amigo de ella y me ha rechazado. Una vez se publicó la lista de visitantes a Palacio y apareció su nombre, rectificó al día siguiente y dijo que no había venido a visitarme ni pensaba venir nunca. No me pida usted por ella, porque la quisiera ver colgada en los alambres del tranvía”. A pesar de esto no le guardo rencor porque era natural en él, y por encima de estas cosas pienso que fue uno de los pocos presidentes que no ha metido las manos en las arcas públicas. Permanecí durante un mes presa, la segunda un poco más; en esta oportunidad intervino el alcalde del Callao, José Valega, que era muy amigo de mi padre […].

He conocido a muchas mujeres interesantes como Dora Mayer de Zulen, primera voz que se alzó a favor del indígena. Fue una mujer que no transigió, que vivió en una pobreza franciscana y que, cuando tuvo algo, lo entregó totalmente a los pobres. Nadie la recuerda hoy, quizá porque es mujer. Se habla de Tello, de Valcárcel, pero nunca se cita a Dora Mayer de Zulen. Yo siento la necesidad de repetir esos nombres, como también el de Adela Montesinos, esa extraordinaria amiga, el de María Wiesse, una gran mujer, el de Blanca Luz Brun [sic], y Julia Codesido. Es curioso, las tengo tan presentes como si fuera ayer que las hubiera visto, y sin embargo siento también que se las olvidó pronto […].

[Sara Beatriz Guardia, Mujeres peruanas. El otro lado de la historia. Lima: Imprenta Humboldt]

 

Ángela guionista de cine (1927)
(Fragmento, por Mario Lucioni Guerra)

El Carnaval del amor se estrenó el 9 de febrero de 1930. Dirigida por Pedro Sambarino, con fotografía del mismo, se basó en un argumento original de Ángela Ramos de Rotalde. A juzgar por las fotos, en esta película, la oposición entre el campo y la ciudad no se limitaba a servir de marco a la trama sentimental, y se plasmaba en dos estéticas totalmente diferentes. La estilización de las máscaras y la luz, en el carnaval capitalino, y el tono documental en las escenas del campo, por primera vez en la ficción cinematográfica nacional.

Pedro Sambarino logra estrenar en febrero [de 1930] su El Carnaval del amor, en realización desde fines de 1927. Fotógrafo y laboratorista de origen italiano, con una carrera previa en Argentina y Bolivia, en el Perú había realizado la fotografía de Luis Pardo. Pero a diferencia de Santana, que no ahorraba vivezas para ahorrar, incluyendo el recurso de los talleres de actuación para conseguir artistas que no sólo no le costaran sino que aún más pagaran por salir en el filme, Sambarino quiso realizar un esfuerzo serio, contratando a actores de teatro, buscando para el guión a una intelectual de prestigio como Angela Ramos. Ese esfuerzo tuvo su correspondiente en un estilo de mayor realismo y ligereza para el melodrama que, una vez más, oponía ciudad y campo. De acuerdo a las fotos que han quedado, da la impresión que los filtros de cámara enfatizaban la sensualidad y decadencia de la ciudad durante el carnaval, y en cambio suavizaban la rudeza del campo en la cosecha o la pachamanca.

[Mario Lucioni Guerra, «Celebrando el cine mudo peruano», http://www.archivoperuano.com/cinemudo.htm]