José Portugal

Catacora

Educador rural que reivindica la modernidad
de lo andino

José Portugal Catacora retrato

Explora:

Explora:

Textos escogidos

De “Experiencias educativas en el altiplano”, inédito, recuperado por Carlos Portugal Mendoza en http://joseportugalcatacora.blogspot.com/p/articulos.html:

AYAVIRI, 1930

Cuando en 1930, llegamos a Ayaviri, ésta ya era una ciudad de notable progreso y de gran agitación cultural. Y este fenómeno se debía, indudablemente, al hecho de que el ferrocarril de Arequipa, Puno y de aquí a Cuzco pasaba por ella.

En lo social, la sociedad estaba perceptiblemente dividida en tres niveles, cada una representada por una institución organizada. El Sporting Club, representaba a la clase alta, El Deportivo, representaba a la clase media y el Obrero a la clase baja. Los maestros y alumnos agregamos un club deportivo más El Hércules  que tuvo destacada actuación.

En Ayaviri se organizaban frecuentemente funciones de teatro y se practicaba la música con extraordinario interés; pues existían hasta tres familias que eran algo así como peñas de arte musical. La familia Echave, que emigró al extranjero y logró grandes progresos. La familia Bueno Morales cuyos miembros practicaban distintos instrumentos y se divertían bastante ejecutando bailes clásicos como la cuadrilla y bailes modernos. Y la familia Yepes, el cariñosamente llamado Machu-runa, integrado con otros jóvenes evolucionó en un conjunto musical que ha alcanzado notoriedad en Puno y el país.

Dos veces por semana pasaba el tren llevando un hombre al que se llamaba el “Revistero”. Éste llevaba toda suerte de literatura en libros, revistas, folletos y periódicos. Existía además una librería con miles de volúmenes, cuyo dueño era un chino de apellido Medina, el que era un hombre muy culto.  Aquella librería creo que era la primera en el departamento. Se editaban varios pequeños periódicos, entre los que recordamos, La Puna, La Honda, el Boletín Cultural, El Educador Andino, y el Picaflor.

[…]

Al glosar estos recuerdos considero un deber emocional dedicar algunos recuerdos a los niños del Centro Escolar 861.Los niños constituían una comunidad escolar de muy diversa extracción social; estaban los hijos de los campesinos, de los artesanos, de los empleados, y de las autoridades, así como los de las familias que se consideraban de la alta clase social. No obstante de que había una ostensible división social entre la sociedad adulta, nunca advertimos que estas diferencias se reflejaran en la escuela. Todos los niños estudiaban, jugaban y compartían la vida escolar en forma lo más democrática posible.

De “Autobiografía”, inédito (recuperado por http://joseportugalcatacora.blogspot.com/p/articulos.html)

Al iniciarse el segundo semestre de 1930 se produjo la revolución de Arequipa que terminó con el oncenio de Leguía, lo que  nos dio la oportunidad de organizar el Sindicato de Maestros que fue el primero en el Perú y una Escuela de Alfabetización para los obreros que nos dio mucha popularidad.

José Yaquetto, Natividad Tapia, Mercedes Bueno i el que suscribe estas líneas nos impusimos la tarea de encender la chispa  de la organización; nuestra iniciativa llegó a la conciencia de la mayor parte de los maestros locales…el 16 de Mayo de 1931 se fundó el Sindicato de Maestros i luego el 30 de Julio del mismo año se inauguró exponiendo sus postulados de acción.

De La Escuela Andina del Porvenir: Esquema de un Plan de Organización de Escuelas Rurales. Puno: editorial Laikakota, Asociación Provincial de Maestros Primarios de Puno, 1945:

La denominación de escuela rural en el Perú con respecto de las escuelas actuales solamente podría aceptarse desde el punto de vista de la ubicación de ellas en medios campesinos; pero por su organización, la trascendencia de su influencia en el medio comunal i por sus fines están muy lejos de llamarse tales.

Su organización carece de una modalidad propia o menor dicho, la escuela actual llamada rural no tiene la organización que la diferencia de la escuela de tipo distrital o provincial. Su acción es simple i restringidamente sobre los pocos niños que concurren a la escuela, sin ninguna influencia sobre el medio social. I luego esa acción reducida es puramente intelectualizante a base de la enseñanza de lectura, escritura i algunos conocimientos de carácter teórico.

[…]

La Escuela Nueva peruana ha de orientarse de acuerdo con las modalidades propias de nuestra nacionalidad i organizarse sobre bases fundamentales lejos de todo formulismo político. Con este criterio consideramos que la Escuela Rural en el Perú debe abarcar todos los aspectos de la vida campesina. Su acción debe encarar problemas de orden económico, educacional, sanitario, social e incluso religioso.

Dentro de su acción económica, y teniendo en cuenta que la tierra es la razón fundamental de la vida rural, debe contribuir a colectivizar la producción agropecuaria, tecnificar los sistemas de explotación de la misma, fomentar el desarrollo de la pequeña industria, mediante procedimientos modernos e intensificar todo sistema de producción, organizando ferias i exposiciones.

En el orden educacional debe adaptar los fines de la esencia a las necesidades concretas del medio, formando buenos agricultores, buenos ganaderos i buenos pequeños industriales. Dentro del problema sanitario, debe mejorar la alimentación, los vestidos, la vivienda higienizar los servicios públicos, prevenir i combatir las enfermedades epidémicas i endémicas.

En el orden social, debe propender a la formación de entidades de producción i consumo, de beneficencia, de colaboración con la escuela, i en general toda índole de instituciones culturales, artísticas, deportivas i sociales.

En lo que respecta a la moral, debe adoptar todos los métodos requeridos para extirpar los vicios morales i materiales; principalmente aquellos que como el robo, la mentira i la pereza, tienen origen en la desconfianza históricamente arraigada que el indio siente con respecto al mestizo i el blanco.

I en general, en todo orden de cosas, debe tratar de acrecentar las virtudes sociales campesinas, que constituyen la heredad cultural de su magnífico pasado histórico.

De Niños del Kollao, Puno, 1937:

De EL DIABLO DEL POBLACHO

[…] Aquellas vacaciones fueron para Rosendo mui diferentes a las anteriores. Aunque su infancia no se había agotado, la miserable situación de los suyos, que martillaba su mente día i noche, había terminado con sus juegos.

Si antes gozaba prometiendo a su adorada madre cursar el año venidero con mayor éxito que el anterior, i la esperanza de cumplir esta promesa, hacía que se olvidara de la triste realidad en que se debatía su desamparado hogar, hoy no tenía ninguna promesa que formular, ni ninguna esperanza que mitigara sus horas crueles. En vano pasaba horas i horas contemplando su diploma de honor.

Pasaron los dos meses de vacaciones i el problema seguía enigmático, incierto, sin solución.

—¿Qué hacer?

[…]

En el amanecer del día lunes, antes de que el poblacho se desperezara de su sueño aguardientoso doña Adriana y su hijo emprendieron camino a la capital. Suavemente bañados por los rayos del sol naciente i lactando la dulce brisa matutina del lago legendario caminaban; ella, conforme i tranquila, alentada por aquella santa resignación que sólo es propia de las madres, i él, tristemente pensativo, con el alma transida de dolor, por el insistente sacrificio de su madre. I envueltos en el polvo del camino arribaron a la ciudad.

[…]

Así trabajó Rosendo durante más de un año. I en todo este tiempo frecuentó la íntima compañía del hijo del cura, un muchacho entrado en años y más mañozo que un macho de Tunquipa. Este le arrastraba por todas partes i no le dejaba ni un minuto. Varias veces le obligó a beber. I aunque Rosendo demostrara repulsión al principio, poco a poco fueron infiltrándose en su sangre, en su cerebro, hasta en sus huesos, las costumbres malhadadas de aquél; las costumbres de la juventud de su pueblo; la miseria moral del poblacho andino.

Así llegó un día en que el diablo se apoderó del espíritu dulce y blando de Rosendo, al decir del tata i doña Adriana. I desde entonces no se le vio en parte alguna, aunque su charango vibrase igual que su voz aguardentosa, todas las noches en el poblacho.

De EL AGUATERO-ESTUDIANTE

[…] Un día en la clase del 3er. Año, cuando el maestro discurría acerca de las teorías sobre el origen del lago Titikaka, solicitó que se le oyera i contó la siguiente leyenda, tan rica en imágenes i perfecta como pocas:

—Hace miles de años de esto. Apu, el dios de las cumbres, había prohibido a los hombres que escalaran los cerros, permitiéndoles vivir solamente en las quiebras i las hondonadas. Pero, un día, se presentó entre los hombres el aukka i les obligó a quebrantar la prohibición, haciéndoles consentir que si lograban alcanzar la cúspide de las cumbres, llegarían a tener el mismo poder de los dioses.

Cuando los hombres intentaron escalar la cumbre cercana, Apu, encolerizado, movilizó un gran ejército de pumas i mandó a que los devorasen. Entonces, los hombres pidieron protección al aukka [espíritu del mal, diablo]. Este los internó en las profundidades de la tierra i ahí siguen viviendo en forma de anchanchos [espíritus malignos que se cree que habitan las reconditeces de la tierra].

Al contemplar la confabulación con el espíritu del mal, Inti —el dios supremo de los inkas— sintió pesar grande y eclipsó su luz al mismo tiempo que todos los seres celestiales se sumieron en amargo llanto. Las lágrimas invadieron la tierra en forma de tormentas terribles, inundando las quiebras i las hondonadas.

En este diluvio murieron la mayor parte de los animales. Solamente una pareja de seres humanos, asidos de un haz de juncos i resignados a morir en el amor de Dios, antes que escapar con los demás  hombres, lograron flotar sobre las aguas

Cuando el dios Inti volvió los ojos a la tierra i cesó el llanto celestial, la pareja sobreviviente por obra divina, contempló con gran asombro que los pumas (titis) habían perecido también i flotaban a millares sobre las aguas, mostrando sus vientres grises (kkakkas).

He aquí el origen del Lago de que nos hablais i de su nombre —terminó diciendo el aguatero.

Una nota al pie en Niños del Kollao:

Ama Suwa, Ama Llulla, Ama Qella, principios moralistas Queshwas, que se traducen por: no robes, no mientas, no seas perezoso, respectivamente. Estos principios fueron las bases de la organización ético-social del Inkanato, y según el autor de la apostilla, fueron los postulados fundamentales de la Pedagogía Social de Manko Kapak, a quien se lo considera como el más grande educador de la América Pre-Colombina.

De Rodolfo Sánchez Garrafa, “José Portugal Catacora. Entre los Hombres que hicieron una época” (http://joseportugalcatacora.blogspot.com/p/articulos.html):

Habiendo sido primero un artesano, luego un administrador formado en la vida, decidió orientarse al cultivo de la pedagogía, ingresando en 1943 a la Escuela Normal de San Carlos-Puno donde obtuvo el título de Normalista de Primera Categoría. Dedicó su vida a la causa de la educación nacional, ya como alfabetizador, docente primario, especialista en sanidad rural y servicio social, ya como funcionario de la administración educacional tanto en el nivel regional cuanto nacional y como docente universitario. Aunque cumplió eficientemente todas estas diversas responsabilidades ocupacionales, es seguro que el campo en el que alcanzó mayor brillo ha sido el de la innovación y reflexión sobre el quehacer educativo.

[…]

Portugal Catacora reconoció en José Antonio Encinas al maestro de los maestros peruanos y sembrador de la simiente primigenia de una escuela nueva en el Perú; no obstante, podría decirse que Portugal, más que un discípulo, fue un hombre cuya praxis convergió con las ideas renovadoras de Encinas. No en vano dijo este último en una carta “a mi juicio (el de Portugal) constituye uno de los mejores trabajos que hasta hoy conozco sobre tan importante materia”. 

[…]

El maestro es considerado por Portugal como uno de los agentes de la educación al que se le atribuye una función social y otra docente. Su acción social o de servicio trasciende sobre la sociedad, en tanto que su función docente se objetiva dentro de la escuela y frente al niño. El maestro de educación experimental proyecta su labor en la práctica y en la investigación. Esta idea supera a la tradicional centrada en el maestro-enseñante.

[…]

De acuerdo con el principio de que los medios rural y urbano exigen soluciones distintas, el proyecto de Portugal plantea que el maestro rural requiere una capacitación especial y el apoyo de supervisores especialistas, aunque personalmente él habría preferido que éstos se denominen orientadores, en los campos de sanidad, agricultura, pedagogía rural y alfabetización. Sorprende también que su acuciosidad le haya llevado a sistematizar lo relativo al diseño y conducción de los cursos de capacitación y especialización, aspecto que muchas experiencias descuidan y que por ello limitan su aprovechamiento.

[…]

Es innegable que la experiencia desarrollada por José Portugal es una muestra elocuente de lo que el maestro peruano es capaz de hacer si no se inclina ante la rutina y el conformismo. Honor y reconocimiento a quien nos señalara un noble camino, desbrozándolo con su propio esfuerzo y talento.