Julia Codesido en voz propia:
De Julia Codesido Lima: Instituto Sabogal de Arte, Colección Bolsilibros vol. 3. 1987:
Suelen pedirme explicar mis composiciones. En verdad no sabría cómo hacerlo. Obedecen en veces a emociones íntimas, otras son visiones plásticas simplemente. Todas ellas sí, van envueltas en atmósfera de sinceridad y visión interior. Jamás he cedido a concesiones de ambiente ni perseguido notoriedad. Quiero la humildad como terreno constructivo y aun considerando esta ambición muy alta y no llegue a mis alcances, pongo en ello mi empeño y voluntad.
De entrevista en La Crónica, Lima, domingo 12 de abril de 1938, a su regreso de su exposición en Nueva York
[…] ¿Pero lo que usted ha captado de la impresión del público en su muestra?
—Que fue una sorpresa. No creían que en el Perú se seguía una tendencia como la que yo represento.
Se habla a continuación del surrealismo en el Palacio de Arte Moderno donde se expone algo de Picasso.
—A mí —nos declara— no me llenan estos ismos. Está acaso mejor para otras razas más evolucionadas, que no encuentran en lo propio temas que expresar.
[…]
¿Proyectos?
—Muchos. Quisiera ir a todo el mundo. Visitar Europa, Asia, África. Todo. Pero es ahora utopía. Lo inmediato es ir al Cusco. Visitar un poco más el Perú. Aquí está toda la riqueza que anhelo para mi obra. Con lo aprendido lejos de la patria, tengo mayores motivos para conocerla mejor en la visión que me atrae a mí.
De “Con Julia Condecido” [sic], de Franklin Urteaga C., La Prensa,
Julia Codecido [sic] viajó primero a Méjico, punto neurálgico de la inquietud intelectual de indo-América. Era la primera vez que este valor puro del arte nacional atravesaba las fronteras, sin más credenciales que una selección de sus mejores cuadros. Y allá en la patria de Orozco, Rivera, Siqueiros, Leal y Tamayo, Julia Codecido concitó la admiración y el aprecio de los más altos maestros mejicanos
En las telas que expuso en el Palacio de Bellas Artes, vibraba intensamente “alma américa” como lo dijera con acierto Sonia Dmitrowna. Allí en la cuna del arte indoamericano, en donde se ha llegado a resultados más plenos, en donde se ha roto la marcha tanto de la revolución política como en la revolución artística, Julia Codecido con sus cuadros mostró que también en el Perú se pintaba revolucionariamente, sin ajustarse a caducos cánones estéticos, huérfanos de emoción y contenido sociales; que aquí como allá un pequeño grupo encabezado por José Sabogal, Camilo Blas Pró, y otros irrupcionaban [sic] en nuestro ambiente colonialista. Que habíamos aprovechado los delineamientos trazados por el espíritu revolucionario azteca, en cultivar un arte netamente americano, que nos habíamos unido a ese esfuerzo común iniciado por el gran Diego Rivera.
Julia Codecido con sus telas demostró que los artistas del Perú tenían un “espíritu rebelde” que tenían cohesión ideológica […].
Sobre Julia Codesido
En la sección Arte Peruano de Amauta 11 (sin firma, probablemente de Mariátegui):
JULIA CODECIDO [sic]
Hay algo de ascético en el arte de Julia Codecido. Como en casi todo arte verdadero. Sus cuadros no han salido todavía de su estudio. No conocen el aire mundano de las exposiciones. Julia Codecido no ha presentado sus telas sino en el salón de la Escuela de Bellas Artes, con modestia de discípula tímida que no quisiera que se fijaran demasiado en ella. Sólo por deferencia a “Amauta”, se decide hoy Julia, grande y buena amiga de esta revista, a figurar en nuestra galería de arte peruano. Y, por esto mismo, he aquí unos cuadros que enseguida da ganas de sacarlos a airearse. —Pero tienen buen aire donde están —objetará suave y risueñamente Julia; sólo que no tienen prisa de notoriedad.
Desde hace años, desde su adolescencia, desde mucho antes, Julia Codecido pinta, pinta, pinta. Es una mística de su arte. Vive en un señero encantamiento, entre sus colores y sus telas. Pinta por el placer de pintar, nada más que por el placer de pintar. El gozo de la creación le basta.
En este trabajo apasionado, fervoroso, se ha ido templando su temperamento artístico y enriqueciendo su don creador. Julia Codecido tiene en su obra logradas versiones de nuestros temas plásticos. Porque, sin flirtear con moda alguna, por expontáneo impulso de su espíritu, los asuntos de su pintura son casi autóctonos. Sensible, alerta, esta artista presta su aporte al empeño de crear un Perú nuevo. Y, por esto, le debemos también nuestro reconocimiento.
En sus figuras se encuentra invariablemente un gran vigor de expresión. Su dibujo es seguro y su colorido pastoso y rico. Y como cultora de motivos indígenas no se queda nunca en la nota de folklore. Cada cuadro suyo, aun cuando Julia no se lo proponga, está más allá de la interpretación verista. En sus cuadros hay siempre creación.
No nos gusta hablar de influencias ante una obra de méritos propios e impronta personal. Pero no podemos abstenernos de cumplir justicia a Sabogal por lo que, visiblemente, le debe Julia Codecido, como Camilo Blas, en el descubrimiento de su camino y en la seguridad y rectitud con que lo está recorriendo.
De “Sugestiones del arte de Julia Codesido”, por Carmen Saco. Amauta 27:
Es tarea altísima y sagrada, obra inigualada por mujer alguna en nuestro medio la que nos ofrece Julia Codesido en la exposición de sus obras. Porque abraza en su conjunto razas antagónicas, complejas, distantes, entre las cuales los acordes se rompieron siempre, entre las cuales los acercamientos fueron desesperados. Pero esta pintora cismática, ha acercado las lejanías implacables, con una energía y autoridad nada femeninas. Su fuerza ha estallado en plasmaciones espirituales de tan grande alcance, como el manojo destructor de las serpientes trágicas de Tiahuanaco, convertidas en una idea de organización salvadora en la mano del Dios.
La exposición de Julia Codesido es un muestrario de nuestras razas que se amalgaman en un todo, de un sólo rostro, de mil facetas de esplendor, de tristeza y de alegría.
[…]
Las pinturas de Julia Codesido, tienen en sus asperezas y vibraciones una enseñanza más piadosa que un descendimiento de la cruz, porque la artista encontró su camino en el amor de la antigua raza postergada. Por eso son sus figuras humanas y fuertes, porque fueron plasmadas con la sencillez de la devoción. Y así escuetas y simples, con perfiles circunscritos, despojadas de los medios anecdóticos que hacen reír o llorar al vulgo, tienen tal cantidad de humanidad, de intuición y de inteligencia que nos han llevado al proyecto de un sentimiento de reivindicación conductora, en una alianza fecunda.
La exposición de Julia Codesido tiene también la trascendencia de la implantación en nuestro medio de un nuevo orden espiritual, que dará un nuevo sentido social a la mujer, relegada hasta el día de hoy a las oscuras y mecánicas tareas de sacudir los bibelots y cambiar las flores marchitas de los salones.
Diciembre de 1929
De “Cuatro pintores peruanos modernos”, Antonio Berni, La Prensa, Buenos Aires, Argentina, 27 de setiembre 25 de 1942:
Julia Codesido es otra artista peruana de jerarquía. Sus exposiciones en México y Estados Unidos no han hecho más que ratificar el concepto que de ella tenían los conocedores de su importante obra. La pintura de Julia Codesido es de síntesis, de grandes y bien definidos planos. Emplea colores simples por grandes zonas cromáticas, pero con tanta sensibilidad para armonizar los colores que dos o tres tonos bastan para que si pintura trasmita una fuerte sensación lírica propia de su temperamento vigoroso. Los cuadros de dicha artista se destacan por la robustez de las formas, tanto en paisajes como en figuras.