Julia Codesido Estenós fue una artista visual cuya obra formó parte activa y central de las vanguardias estéticas y políticas peruanas desde los tempranos años 20, y siguió activa hasta los 70.
Nació en Lima en 1883 y durante su juventud viajó y vivió en Europa por la labor diplomática de su padre, el jurista Bernardino Codesido Oyaque. Fueron para ella años de aprendizaje en el explosivo ambiente cultural y artístico de la Europa de inicios del siglo XX. Al volver a Lima, formó parte de la primera promoción de la Escuela Nacional de Bellas Artes. A partir de 1920 estudió en el taller bellasartino de José Sabogal, donde se estaba creando el estilo indigenista.
Julia fue una de las principales representantes de esta vanguardia peruana, a través de su vinculación con la red conformada por la revista Amauta. En 1928 diseña la celebérrima carátula de los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, que es un símbolo de la fuerza telúrica con que el primer indigenismo gráfico acompañó el pensamiento revolucionario de Mariátegui. “Cada cuadro suyo, aun cuando Julia no se lo proponga, está más allá de la interpretación verista. En sus cuadros hay siempre creación”, escribió él sobre la obra de Julia que, aunque se mantuvo alrededor del canon indigenista, fue capaz de ampliar sus alcances incorporando elementos de otros lenguajes pictóricos presentes en aquellos luminosos años. Esto dio a su obra una identidad particular y única, bien diferenciada de la de su generación.
Su primera exposición individual se realizó en 1929, en la sala de la Academia Nacional de Música Alcedo; dos años después expuso en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En 1935 viajó a México y estuvo en la galería del Palacio de Bellas Artes presentada por un texto de David Alfaro Siqueiros. Ahí recogió parte de la influencia del vigoroso muralismo mexicano que traería luego al Perú. En 1936 expone en Nueva York y en 1939 en París. Durante los años 50, luego de exponer en la Galería de Lima viaja nuevamente a París (donde expone junto con Marina Núñez del Prado e Irene Arnau en la muestra Tres artistas americanas) y a Barcelona. En 1959 vuelve a México y expone en el Museo de Arte Moderno. La década siguiente comienza a ver retrospectivas que reconocen su poderosa trayectoria, y durante los 70 el reconocimiento será extendido con el Premio Nacional de Cultura (1976).
Julia falleció en Lima en 1979, a los 96 años de edad. Su legado no está solamente en sus grabados (desde Amauta y la editorial Minerva) y pinturas, sino también en su labor docente y en la forma en que trabajó su propuesta estética sin pausa, sin dudas, durante toda su extensa vida, transitando desde el figurativismo indigenista hasta la abstracción con un lenguaje expresionista.