La figura de este importante político, nacido en Trujillo en 1895, sigue ejerciendo su influencia en la esfera pública de nuestro país. 100 años atrás, Haya de la Torre lideraba a los estudiantes universitarios del Perú, y lo hacía desde la conciencia adquirida tras observar las condiciones de explotación en que vivía la mayoría de campesinos y trabajadores del país. Estudió educación y derecho en San Marcos y absorbió la influencia de Manuel González Prada. Se opuso enérgicamente al presidente Augusto Leguía durante el “oncenio” (su segundo periodo, de carácter autoritario y dictatorial) y fue desterrado en 1923, contando 28 años de edad.
Su exilio lo llevó a México en el momento preciso en que se consolidaba en aquel país el orden emanado del conflicto revolucionario. Trabajó con el célebre creador del sistema público de educación en México, José Vasconcelos, y fundó en México, en 1924, la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA). De vuelta en el Perú, en 1930 refundaría el APRA como Partido Aprista Peruano, que sería pronto proscrito (durante el siguiente periodo autoritario, el de Sánchez Cerro).
Durante décadas el Partido Aprista actuó desde la proscripción y Haya, perseguido consecutivamente por Leguía, Sanchéz Cerro, Benavides y Odría, fue prisionero político o exiliado en varias ocasiones (entre 1949 y 1955, perseguido por Odría, permaneció asilado en la embajada de Colombia en Lima durante más de cinco años).
A partir de la década de 1950, Haya y el aprismo comienzan a virar ideológicamente hacia posturas menos radicales que en el pasado, y alcanzan una convivencia con sucesivos gobiernos conservadores; el espíritu original del aprismo se desvanecía. Haya falleció en 1979 sin haber triunfado en las contiendas presidenciales del Perú y sin poder atestiguar el triunfo del APRA con Alan García en 1985.
En los inicios del siglo XX, Haya y el aprismo se enfrentaron a la oligarquía en el poder en paralelo al socialismo más radical representado por José Carlos Mariátegui. Si las ideas de este pensador fueron más radicales y apuntaban a la transformación revolucionaria del Perú siguiendo los postulados de una revisión latinoamericana del marxismo, las de Haya y el aprismo fueron más efectivas en lograr el reconocimiento y el apoyo de sectores amplios de la población; ha sido el aprismo, históricamente, un partido de masas similar a los grandes partidos de la era del populismo en Europa y otros países; es también el más longevo. Si en nuestros días el aprismo, ha perdido su espíritu original, no debemos juzgar sus orígenes con la misma medida: su movimiento nació impulsado por un extraordinario joven estudiante que vio la necesidad de transformar al país en búsqueda de justicia e igualdad.