Hebaristo, el sauce que murió de amor, cuento de Abraham Valdelomar, incluido en el libro de cuentos El caballero Carmelo, publicado en 1918; lo oiremos en la voz de César Soto.

Alejado del pueblo, en una parcela colindando con el esteril yermo, rodeado de yantenes y mala yerba, un sauce veía jugar sus raíces con la frías y turbias aguas de la asequia. Aquel árbol, corpulento y lozano aún, era joven. Debía tener 30 años y llamarse Hebaristo porque tenía el mismo aspecto cancino y pesimista, la misma catadura enfadosa del farmecéutico del amigo del pueblo, cuyo establecimiento dispendio de drogas se encontraba en la plaza de armas, al lado del municipio y en los bajos de una casa, en donde alguna vez pernoctara el corononel Marmanillo, gran colaborador de libertadores de Ayacucho, y cuya actuación fue decisiva en la batalla de Acrocachaq.