En su devenir histórico Perú ha sido fruto de la confluencia de dos procesos interdependientes: el manejo de la región como espacio territorial que guarda relación con un legado andino poderoso y la edificación de la nación como un sistema de control político-social homogeneizante de una monarquía imperial. Ambos procesos si bien colisionaron en su encuentro desde el siglo XVI, donde el segundo buscó someter al primero, en el siglo XX la región emerge lentamente frente a cambios que resienten las estructuras nacionales y el reordenamiento geopolítico planetario. Con mayor o menor éxito, en América del Sur las regiones nacionales sustentan las ahora regiones globales. Este libro aborda las tensiones entre la nación y las regiones, desde su fundación.