Cuando la pandemia de COVID-19 estalló en el Perú, las periferias de las ciudades se llenaron de banderas blancas que anunciaban el hambre, las ollas comunes se multiplicaron como no lo hacían desde décadas atrás y los mercados, aglomerados, se convirtieron en un foco de infección. Fuera de las ciudades, cientos de miles de agricultores y ganaderos, inmovilizados, perdían sus cosechas. ¿Por qué el Perú, uno de los países más agro biodiversos del planeta y más orgulloso de su comida, le cuesta tanto garantizar su seguridad alimentaria?
Con la participación del sociólogo Fernando Eguren.