En un intento de limitar los riesgos y efectos de la epidemia de COVID-19 el gobierno peruano impuso restricciones a la circulación y a un importante número de actividades económicas, lo que tuvo un impacto directo en el mundo del trabajo. Más allá del que se puede realizar ’a distancia’ y ‘en casa’, el trabajo que se puso de inmediato en cuestión es aquel del día a día, que se realiza principalmente en las calles de nuestras ciudades y que se etiqueta casi siempre como “informal”. Sobre quienes lo ejercen recayó el estigma, pero también la mayor carga de riesgos. ¿Qué consecuencias tiene que en el Perú, trabajo y sobrevivencia sean dos experiencias tan fuertemente asociadas?
Con la participación del historiador Jesús Cosamalón.