¿Cómo una tarea escolar se convirtió en obra maestra de la literatura peruana? Conoce a Martín Adán

Etiquetas:

En 1924, el alumno Rafael de la Fuente Benavides, del penúltimo año de secundaria del Colegio Alemán, presentó una serie de pequeños textos que hablaban sobre su niñez y adolescencia en Barranco, como parte de sus tareas del curso de Castellano. Estos escritos, reunidos bajo un solo libro, se convirtieron en una de las publicaciones más representativas de la literatura peruana del siglo XX: La casa de cartón. Conozcamos a Rafael, cuyo seudónimo como escritor fue Martín Adán.

Rafael, a quien llamaremos Martín porque es así como pasó a la posteridad, nació el 28 de octubre de 1908 en Lima. Hijo de una familia acaudalada de Pacasmayo (La Libertad) y descendiente por línea materna de un oficial patriota que luchó en las batallas de Junín y Ayacucho, perdió a su padre muy temprano y a su hermano tiempo después, lo que marcó su vida y se reflejó en su prosa.

En ese Colegio Alemán, que hoy se llama Alexander Von Humboldt, Martín compartió carpeta con quienes serían varios de los más importantes intelectuales de su época: los escritores Emilio Westphalen, Xavier Abril y Estuardo Núñez, el pintor Ricardo Grau, el filósofo Luis Alarco, o el educador Carlos Cueto Fernandini. Barranco, en la época, se había convertido en el nuevo barrio de las clases medias limeñas, motivado por la aparición de nuevas zonas residenciales sobre lo que sería la avenida Arequipa desde 1918, dejando de lado el cercado de Lima, que se tornaría en una gran zona comercial. Por ello, en su barrio se hizo amigo de varios otros intelectuales, entre ellos José María Eguren.

En 1927, un adolescente Rafael es invitado por José Carlos Mariátegui a colaborar en la revista Amauta, momento en que le presenta estas 39 pequeñas historias barranquinas que había escrito en el colegio. Mariátegui, animado, decidió que varias de ellas, nueve en total, se publiquen en Amauta. Sería hasta 1928, bajo la edición de Luis Alberto Sánchez, que salió a la luz como un libro, aunque de forma limitada, porque solo se hicieron 300 copias.

La tarea escolar, ahora una obra, se convirtió en un referente de los nuevos tiempos de la literatura peruana, que se quería diferenciar de los escritores de los 1800 buscando escribir de forma más libre y experimental, empleando el humor y la ironía, no siguiendo argumentos lineales, creando palabras o jugando con los aromas y los colores.

“El desayuno es una bola caliente en el estómago, y una dureza de silla de comedor en las posaderas, y unas ganas solemnes de no ir al colegio en todo el cuerpo”. Su novela no tenía un argumento, ni grandes capítulos, sino que se trataba de 39 pequeñas historias en las que Adán contaba su vida escolar, sus amores, sus amigos, las tardes en el malecón, la flojera por ir al colegio o el frío de los inviernos limeños.

“Mi primer amor tenía doce años y las uñas negras. Mi alma rusa de entonces, en aquel pueblecito de once mil almas y cura publicista, amparó la soledad de la muchacha más fea con un amor grave, social, sombrío que era como una penumbra de sesión de congreso internacional obrero.”. Aunque posteriormente, Martín Adán se caracterizó por escribir poesía, que tuvo igual profundidad que estas pequeñas microhistorias, es cierto que La casa de cartón lo convirtió en un referente latinoamericano de su época, y en un representante de las nuevas letras que se habían formado en el patio de Letras de San Marcos.

Hoy, que se cumple un año más de su partida en 1985, lo recordamos como lo que fue, no solo un intelectual, sino un hombre tan de vanguardia, que convirtió una tarea escolar en una pieza fundamental de las artes peruanas.