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Antes de que un virus se expanda por el mundo y nos mantuviera aislados, un grupo de peruanos se reunía cada Viernes Santo para escenificar el vía crucis. El actor principal de esta Pasión de Cristo era Mario Valencia. Antes de ponerle una pausa a su papel para cuidar de su salud, Mario llegaba a la cima del cerro San Cristóbal, se bañaba en las aguas del río Rímac y cientos de personas los seguían en el recorrido. Hoy, que nos toca pasar en casa la Semana Santa, rememoramos aquellas escenificaciones que para el pueblo católico peruano -y en un país laico- siguen siendo sinónimo de fe. La pasión de un Cristo terrenal que por estos días guarda un silencio luminoso.

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